16 junio 2008

Avantasia en México

Estimados amigos, no se deben perder este concierto:



El viernes me tocó ver a Dark Tranquility. Para que miento, los conocía mínimamente y ahora los conozco un poquito más. Sin embargo me parece una banda genérica. Buenos riffs por aquí y por allá, algunas buenas rolas pero en general, nada que no se conozca.
Buena entrada y si lo pensamos, esta semana va sufrir por la cantidad de ofertas. En un lapso de siete días, tres bandas diferentes habrán tocado un total de cuatro conciertos. Es mucho para cualquier bolsillo. Por eso tal vez en Dark Tranquility eran 1, 300 personas cuando pudieron ser por lo menos 500 más. Por eso tal vez sólo 1, 450 estuvimos en lo que ciertamente puede ser uno de los grandes conciertos del año, ayer en el Circo Volador. Candidato ya es, pero el año se va a poner bueno y habrá que ver. Por lo pronto, Iron Maiden poco a poquito se esfuma de mi lista de grandes del 2008. Lo único que hicieron fue traer mantas más grandes.
Pero anoche en el Circo Volador tuvimos un concierto absolutamente fenomenal. No me gusta escribir con groserías, excepto cuando creo que ayudan al texto. El de anoche fue un concierto que se lleva el calificativo de totalmente chingón.
Se que cualquiera fan del lado más extremo del metal lo descalificaría de inmediato, pero se también, atestigüe anoche que todo aquél que es fan del metal clásico, del hard rock y del power salió más que complacido. La de anoche fue una cita con la historia, una fiesta en la que la promesa –fuera de este espacio- no era tanta. Las razones escapan, pero creo, mi pulso es que lo de anoche resultó ser mucho más espectacular y completo en la mente de la mayoría que lo que se podría esperar.
Suena a cliché, pero que alguien me diga por favor cuántas veces puedes imaginar y luego ver que suceda que en una misma noche, en un mismo escenario canten Jorn Lande, André Matos, Tobías Sammet y Amanda Somerville. Si uno no los conoce pero se mete a un espacio como este blog, basta ver el currículo de cada uno para saber que la noche pinta para ser mágica. Y luego la parte instrumental, impecable. El Sasha Paeth es un gran productor, pero como guitarrista es muy bueno.



El audio de primer nivel, fuerte como debe ser. El ingeniero de luces se notaba comprometido y compenetrado con la música. No era el diseño de luces típico con unos cuantos cambios. Aquí los riffs se acompañaban por baños de luz multicolor, los redobles de batería se apuntalaban con metrallas de colores, los pasos coreografiados de los cantantes se seguían puntuales. En fin, impresionante.
El escenario estaba dividido en tres tarimas. La principal que más bien era el suelo del escenario albergó casi toda la noche a las dos guitarras, bajo y a Sammet. En una primera tarima estuvieron Amanda Sommerville y Claudy Yang de un lado y el tecladista del otro. En medio estaba colocada la batería, franqueada por dos escalinatas que daban acceso a la segunda tarima, especie de tercer piso del escenario. Ahí se turnaron varias veces los cantantes y músicos. Todo esto con una hermosa manta detrás que ofrecía un espantapájaros plateado, descarnado.
Curiosamente, 15 minutos antes de empezar había llegado nada más la mitad de la gente. Y no fue por la patética demostración de soberbia que ofreció la selección nacional, fue más bien un misterio. Por eso se retrasó un poco, había vendidos x cantidad de boletos pero había llegado sólo la mitad. En fin.
La noche arrancó con Twisted Mind. El alarido del público se escuchó hasta la Calzada La Viga, que es donde yo estaba justo cuando empezó el chou. Luego The Scarecrow, con Jorn Lande en la voz. Ya para este momento estaba claro que la noche sería diferente. Lande de entrada parece un personaje sin chiste, pero tiene un carisma escénico impresionante. Se siguió con Another angel down y el alarido de la gente era ensordecedor. El Gallo Ibérico y en general la mayoría de los que estuvieron ahí sabrán que es cierto: hubo momentos en que la voz del Circo Volador ocultaba las voces de Avantasia, y el volumen estaba realmente fuerte.
Prelude y a continuación la primera aparición de André Matos, en Reach out for the light. Cuando tienes sobre un escenario a Matos, Lande y Sammet, tienes una combinación explosiva de veteranos del rock que no permiten que el ambiente se caiga. Por ejemplo, el viernes en Dark Tranquility, varias veces cuando la banda tocó rolas nuevas, terminaban y la gente se quedaba impávida, se escuchaba apenas un rumorcito. Tanto así que Mikael Stanne en algún momento dijo que “esperamos contar con su comprensión, Estamos muy orgullosos del último disco y queremos mostrarles algo. Más adelante tocaremos cosas más viejas”. Aclaro, no es crítica, es un comparativo. Dark Tranquillity tuvo su emotividad también, y la gente cantó los temas viejos a todo pulmón, pero lo vivido el domingo fue sencillamente superior en cuanto a entusiasmo.
Siguieron Incide y No return, con Matos al frente. Tons, cuando cantó Lande, preguntaba: “se la están pasando bien” y cuando la gente respondía, él salía con un “i can´t fucking hear you”, a lo cual la respuesta enchinaba la piel. Matos preguntaba en español “¿cómo están cabrones?” y Sammet dejó de lado sus chistosadas clásicas para convertirse en un excelente maestro de ceremonias con una gran voz. Hubo momentos gloriososo en los que los coros eran cantadops por Lande, Sammet, Olli Hartman y las chicas. Amanda está unh poquito pasada de peso, pero tiene una voz que elimina cualquier duda sobre su capacidad y que borra algunas líneas. Saltaba y se sacudía, golpeando su gran silueta contra la resistencia del viento, haciendo que sus curvas cobraran vida propia.



The story ain´t over, Shelter from the rain (con Matos y Hartman en la voz). La lluvia afuera fue impresionante, tormenta en una noche de verano. Tanto así que adentro también se dejó sentir Tlaloc jaja. Algunos elementos en Avantasia son cliché. Los grandes coros, los solos salpicados de grandes melodías... Y el concierto también sus momentos cliché. Sin embargo cuando algo denominado como “lugar común” está bien hecho, sencillamente hace de la noche algo más memorable. Cuando sacaron la bandera de México (grande, en un mástil) y la ondearon, el grito nacionalista de todos fue estrepitoso. Nada tiene de malo sentirse orgulloso del país donde uno nació, y que alguien ondee tu bandera con respeto en el marco de una fiesta como ésta, cliché o no, es sencillamente espectacular.
El tercer disco de Avantasia es mucho más tirado al hard rock que el speed o power metal. Si lo aceptas, disfrutas el material como niño con helado de chocolate en cono de galleta dura. Eso me pasó a mí, así que cuando cantó Lost in space fui realmente muy feliz. Para este momento tendría que intentar describir lo que fue la participación del público: cantaron TODAS las canciones de principio a fin, aplaudieron sobre la rola, gritaron porras a Lande, Matos y Sammet, siguieron las coreografías básicas de Sammet cuando lo pidió (levantar los brazos y moverlos de un lado a otro por ejemplo), gritaron el clásico sonido en la batalla con el puño en alto y el hey hey hey... en fin, la de anoche fue una de las audiencias más entusiastas, participativas y metidas en el concepto del concierto que me ha tocado ver. Era como el recuerdo del concierto de AC/DC, que suelo referir como una noche donde hubo dos conciertos en uno: el de AC/DC y el de Angus Young. Anoche fue igual, podías despreocuparte del escenario y mirar a la gente y te entretenías igual.
I don´t believe in your love fue preámbulo para una de las explosiones más coreadas de la noche, Avantasia. Regresó Lande y cantó Serpents in paradise y Promised land, acompañado de Sammet. Se fueron al clásico encore y regresaron para que Sammet sacara del fondo de su alma el valor para cantar The toy master. En el disco la canta Alice Cooper, y aunque se puede debatir que la voz de Tobias es mejor, lo que no se discute es la personalidad que le pone Alice al tema. El reto era grande, pero la rola la escribió Tobias, así que el resultado final fue impresionante. Se que es redundante, pero escuchar un coro de 1, 450 personas cantando “I'm the master of toys, and all you girls and boys are welcome to my wonderland. I'm the angel of joy, And I'm here to paint the void. Welcome to my world
To my dream factory!” no tiene madre.
El turno estelar de Amanda llegó con Farewell, pieza que le queda como anillo al dedo para mostrar porqué ha trabajado con todas las bandas que lo ha hecho, por qué sustituye temporalmente a Simone Simons en Epica. El final fue Sign of the cross, con todos en escena.



Imagino que mis palabras se quedan muy cortas cuando alguien que fue a ese concierto las lee. Es muy difícil agarrar todo el cúmulo de emociones que estuvieron presentes ahí y ponerlas en blanco y negro. Es candidato a ser uno de los conciertos del año porque ayer que4dó más que claro que vale más un grupo de músicos talentosos, imaginación y compromiso en las consolas y un público conocedor y entregado para hacer de un buen concierto, una noche maravillosa.

Chico Migraña.

No hay comentarios.: