03 junio 2008

Whitesnake - Luna Park - Review II

Acá va el excelente relato de Sunday Driver de la segunda noche de Whitesnake en Buenos Aires....Enjoy!!!


Culpables de este amor
Whitesnake – Luna Park
Segunda noche (15–05–08)

La segunda fecha de Whitesnake en Buenos Aires se agregó casi a último momento y a juzgar por el resultado final y sus consecuencias, no fue una movida acertada.
Por un lado, la concurrencia de público fue mucho menor que la de la noche anterior. Si bien el pullman estaba casi completo, el campo presentaba unos claros considerables. Tanto que resultaba muy sencillo circular por las cercanías del escenario.
Por otro lado, la tarea de David Coverdale (magistral en el primer recital) se vio notablemente disminuida por una afección en su garganta. El cantante terminó el show pidiendo la hora y tomando un sobrio té inglés, que reemplazó diligentemente a las cervezas de los primeros temas.
Pero esto no es todo. La banda tuvo que cancelar el show de la noche siguiente en Santiago de Chile. Coverdale emitió un comunicado a través del cual se disculpó con los fans chilenos (que terminaron muy enojados) y comentó que luego del segundo show en el Luna Park pasó una “noche incómoda con tos y dificultades respiratorias”.
El médico le recomendó cancelar la fecha en el país trasandino para que la gira pudiera continuar sin problemas el 20 de mayo en Lima, Perú. Y así fue, nomás. La tristeza de los chilenos se convirtió en alegría para los peruanos, que pudieron disfrutar del primer show de Whitesnake en tierra inca.

Volviendo a la fecha que nos ocupa, el recital fue prácticamente calcado al de la primera noche. Conciente de sus limitaciones en el aspecto vocal, Coverdale se relajó y estuvo muy juguetón con la gente. En un momento, le pidió una gaseosa a uno de los muchachos de rojo que estaba vendiendo cerca del escenario e incluso hizo el ademán para disculparse porque no tenía dinero para pagarle. Antes, había invitado a un par de espectadores que estaban en lo más alto de la popular a que se hicieran amigos, bajando al campo. Estos “gags” fueron muy festejados por la gente que estaba absolutamente hipnotizada por el enorme magnetismo del cantante. Para Coverdale, en tanto, era una excelente manera de recuperar el oxígeno perdido después de cada tema.
El show fue bastante accidentado. Un fan se subió al escenario e intentó abrazar a Coverdale ante la pasmosa ineficacia de los encargados de la seguridad que tardaron varios segundos en aprehender al voluminoso intruso.

Al comienzo de “Lay down your love”, el bajista Uriah Duffy tuvo un desperfecto con su equipo. Para salvar este bache, Coverdale y el guitarrista Doug Aldrich le entraron a la consabida versión acústica de “The deeper the love”. Cuando los técnicos solucionaron el problema, el resto de la banda volvió a escena para interpretar en forma completa el primer single de “Good to be bad” que es igual a “Black dog” de Led Zeppelin, dicho sea de paso.
Igual que la noche anterior, se destacaron las interpretaciones de gemas como “Love ain’t no stranger” o “Ain’t no love in the heart of the city” pero “Guilty of love” brilló por su ausencia.
Chris Frazier volvió a aburrir con su previsible solo de batería y se equivocó feo al comienzo de “Give me all your love”, lo que provocó el inocultable fastidio de Coverdale.
Con los primeros acordes de ese monumento sonoro llamado “Still of the night”, el Luna Park se cargó de ese tipo de energía que sólo puede experimentarse en un concierto de rock. La gente cantó el tema de cabo a rabo y Coverdale regó el escenario con sangre, sudor y lágrimas y dejó todo aun cuando era evidente que su voz no daba más.
En un pasaje instrumental, el cantante le dio un par de directivas a Aldrich. Quería terminar el show cuanto antes por lo que no hubo lugar para la versión a capella de “Soldier of fortune”. Pero lo más llamativo fue que al terminar “Still of the night” la banda no dejó el escenario sino que arremetió sin pausa con “Burn”. La banda le hizo el aguante a Coverdale que terminó el clásico de Deep Purple como pudo y se fue raudamente hacia los camarines.
Los problemas con la voz de Coverdale no opacaron esta visita de Whitesnake. Los shows fueron muy emotivos pero queda la misma sensación agridulce que en el 2005. El cantante inglés sigue basando sus recitales en el material de su disco más exitoso (“1987”) pero esas canciones ya están fuera de su alcance. Si incluyera más temas de la primera época o del último disco (tocó sólo tres) que fueron originalmente compuestos para un registro más grave, el resultado final tal vez sería diferente.
Da la impresión que Coverdale no está tomando con mucha seriedad el hecho de que tiene casi 60 años. Si bien está en forma, es muy difícil que sacuda los escenarios como hace dos o tres décadas. Por momentos lo consigue pero el paso del tiempo es implacable. Incluso para una leyenda como él.

Sunday Driver

Foto: Vix

3 comentarios:

Unknown dijo...

...“Lay down your love” es igual a “Black dog” de Led Zeppelin???...habrá querido poner "Still of the Night"???...

El inconsistente dijo...

Estuve viendo tu blog. Hay cosas que me gustan y otras no tanto. Pero creo que el balance es muy bueno.

Yo también fui a ver a Whitesnake la segunda noche y mi opinión del show es la siguiente:

Mi relación con Whitesnake es extraña. Nunca fui fan de la banda y, sin embargo, la vi tres veces en vivo. Todavía me pregunto por qué...

Supongo que la primera vez, en 1997, fue porque se estaba separando y Buenos Aires era la última fecha de la gira despedida. Creo que fue en Ferro y recuerdo muy bien que David Coverdale cantó a capela Soldier of Fortune. Era una noche agradable, y había una enorme y redonda luna en el cielo.

La segunda, creo que en el 2005, compartieron cartel con Judas Priest. Obviamente yo quería ver a la banda de Rob Halford, pero sometido a la insistencia de mis amigos Pelo (que sí es fan de la banda) y Pevol, llegamos más temprano para ver a la Serpiente Blanca.

Esta tercera (y vencida) vez sí que no tiene explicación. Pelo estaba decidido a ver el show, y bueno, saqué dos entradas por Internet. “Siempre es bueno ver a una estrella de la vieja escuela. Disfrutemos de una linda noche de rock n´roll”, pensé.

Whitesnake llegó al Luna Park para presentar Good to be Bad, su último disco. La versión 2008 de la banda incluye, además del propio Coverdale, al rubio Doug Aldrich en guitarra, y se completa con Reb Beach (guitarra), Uriah Duffy (bajo), Chris Frazier (batería) y Timothy Drury (teclados).

La flamante Best years abrió el show de un Luna lleno a medias (no hay que olvidar que fue la segunda noche y que es una fecha que se agregó a último momento). Le siguieron Fool for your loving, Bad Boys/Children of the Night, Can you hear the wind blow, Lay down your love, Love ain’t no stranger, Crying in the rain, Give me all your love, y Here I go again.

Coverdale es uno de los últimos frontmen del hard rock, pero sus casi 60 años le están pasando factura. Su oficio para hacer cantar a la gente y descansar, los largos pasajes instrumentales, el apoyo de los coros del resto de la banda y algunos efectos (no muchos, lo admito) que acompañan su voz, no alcanzan para disimular el deterioro de su garganta, que al quinto tema comenzó a fallar. Una pena, porque terminó el recital en muy malas condiciones.

¿Lo mejor de la noche? Still of the night y Burn/Stormbringer de Deep Purple, que cerraron el recital a todo trapo.

Mr. Speed dijo...

Gente, gracias por sus comentarios. Siempre son bienvenidos.
Saludos.