Nos tomamos un tiempito para darle a Tormentor el tiempo suficiente para elaborar su reseña de Scorpions en el Luna Park. Lo vivido fue tremendo y así nos lo relata nuestro escudero y fiel ladero, el cual anduvo arremolinando cuerpos hasta llegar a la valla para presenciar tremenda muestra de hard-rock.
AGUIJÓN MORTAL EN BUENOS AIRES
Después de 45 años en la música, los Scorpions decidieron retirarse de la escena con buena salud y manteniendo el nivel que supieron tener. Esta vez era como dice el dicho, era “la vencida”, ésta fue su tercera visita a Buenos Aires, después de haber seguido de largo el año pasado donde hicieron una decena de fechas en Brasil. Su historia es bien conocida, precursores del rock alemán cantado en inglés, explosión en USA, millones de cds vendidos, varios hits, etc.
El Luna Park se nutrió de 8.000 almas generosas de ver la última picadura de esta perfecta máquina alemana. Luego de un flashback de imágenes que fueron proyectadas en unas enormes pantallas situadas detrás de la batería, que recrearon parte de la enorme carrera de estos teutones, se escuchó una orden transformada en grito que salió de la garganta de James Kottak para que el show diera comienzo.
Fue Sting in The Tail la apertura del show, un tema con fuerza, pero no sobrehumana, quizás fue lo único que extrañé un Comin’ Home, pero afortunadamente sería la única “decepción” en las casi dos horas por la que se extendió el set.
Costaba creer la energía que explotaba en el escenario, el manejo escénico es imperturbable, especialmente en lo que hace a Rudolph Schenker un auténtico escorpión, se mueve como una coraza y ataca en la sien de cada espectador, mortal. Mathias es el aguijón líder, dueño de una escena y movilidad que bandas más jóvenes quisieran para sí… Klaus Meine venía precedido de alguna que otra crítica negativa sobre su actual desempeño, pero créanme que acá no fue así, su voz sonó potente, con fuerza, afinada y obviamente es un gran frontman. Pawel Maciwoda es un gran ejecutante, pero no se compenetra tanto en el escenario, por lo que su labor escénica se vio un tanto opacada por las otras bestias, con eso sobraba. Encima poner tres clásicos de la talla de Make It Real, Bad Boys Running Wild y The Zoo (me mató) uno tras de otro y sin respiro, hizo que la gran masa presente en el recinto mostrara toda su emoción por este gran regalo. Coast to Coast nos llevó a ese gran pasado, donde con su L.P. “Lovedrive” comenzarían a entrar suavemente en el mercado americano, canción instrumental por excelencia en la banda. Hubo un relax en el show, que dio comienzo inmediatamente finalizada una brillante versión de Loving You Sunday Morning. The Best Is Yet To Come fue la primera balada de la noche, algo desacertada la elección, pero sonó impecable, y que fue seguida por la emotiva y pegadiza Winds Of Change que obviamente fue una de las más cantadas por todos, Holiday nos hizo recordar tantas noches gloriosas de ellos y nuestras también, matizada esta vez con el final correspondiente de la canción. Raised on Rock sonó brillante, fue otra llamada al presente, gran tema, que sólo fue un break para seguir con más y más clásicos Tease Me, Please Me, fue un delirio para todos los fans, un riff brillante con estribillo pegadizo, difícil de olvidar. La parte final del set principal fue maravillosa y creo que de lo mejor del show, gracias a Dios desempolvaron la tremenda Dynamite, canción que aparece y desaparece de los set actuales con un Klaus Meine impresionante, fue su punto más alto en el show, parecía estar presenciando el Rock In Rio 85, inolvidable. Kottak como siempre tuvo su solo, con bases de temas de Scorpions de todas las épocas que fue acompañado desde las pantallas con sendas imágenes interpretadas por el propio James, muy bueno. Las sirenas se escucharon en todo el Luna Park avisando alguna emergencia, todo era para avisar de que la tremenda Blackout iba a ser presa el escenario, Klaus seguía imperturbable y Schenker fuera de sí con una máscara que emulaba el arte de tapa de aquel clásico de 1983, un placer para los oidos y la vista también. Tras el festejado solo de guitarra de Mathias Jabs fue el turno del final con la emocionante Big City Nights. Una fiesta! Y final??? No, obviamente no falto el clásico bis y si bien extrañé No One Like You, tampoco estuvo mal, Still Loving You estará quemada como quien dice, oida hasta el hartazgo, pero que gema que es cuando se escucha ahí, sobre el escenario, sentimiento y audacia en un solo combo hecho canción. El gran final fue con el clásico Rock You Like a Hurricane, temazo que no pasa de moda, fue el epílogo con Klaus subido en las piernas de Mathias y Rudolf, y el último saludo para Buenos Aires… la última picadura, la última andanada, la última lágrima, la última emoción, simplemente la última vez. Gracias Scorpions por tanta magia, tanta música, los llevaremos eternamente en nuestro corazón.
MARCELO DIAZ
P.D.: Inconvenientes laborales y de tránsito me impidieron ver el desempeño de Bertoncelli en el escenario como soporte de los Scorpions, pedimos las disculpas del caso.
Setlist:
1.Sting In The Tail
2.Make It Real
3.Bad Boys Running Wild
4.The Zoo
5.Coast To Coast
6.Loving You Sunday Morning
7.The Best Is Yet To Come
8.Wind Of Change
9.Holiday
10.Raised on Rock
11.Tease Me Please Me
12.Dynamite
13.Kottak Attack (Drum Solo of Kottak)
14.Blackout
15.Six String Sting (Matthias Jabs Guitar Solo)
16.Big City Nights
Encore:
17.Still Loving You
18.Rock You Like A Hurracaine
2 comentarios:
no tocaron "No One Like You" :(((
Marcelo, hoy te vi renovando el pasaporte en Azopardo. Me sentí como en casa..
Publicar un comentario